domingo, 12 de junio de 2011

TRABAJO FINAL DE PRODUCTOS TRANSGENICOS
ESCUELA PREPARATORIA OFICIAL ANEXA A AL NORMAL DE VALLE DE BRAVO
INTEGRANTES
GIOVANNI PEÑA CORONA
FLAVIO GONZALES
ALLAN ENRIQUE HERERA
JUAN CARLOS GONZALES
JUAN CARLOS ESCOBAR
JORGE LUIS PIÑA



Por lo menos 17 empresas que comercializan más de 30 marcas de alimentos industrializados garantizaron satisfactoria y plenamente que no utilizan transgénicos en los productos que venden en nuestro país, dio a conocer Greenpeace México, durante la presentación pública de la Guía roja y verde de alimentos transgénicos.
1. Diecisiete empresas garantizan que NO utilizan transgénicos en nuestra comida Greenpeace Boletín 05132 –11 de diciembre de 2005
Por lo menos 17 empresas que comercializan más de 30 marcas de alimentos industrializados garantizaron satisfactoria y plenamente que no utilizan transgénicos en los productos que venden en nuestro país, dio a conocer Greenpeace México, durante la presentación pública de la Guía roja y verde de alimentos transgénicos.
En la presentación participaron la actriz Cecilia Suárez y el caricaturista Rius. La Guía… clasifica 250 productos alimenticios a la venta en México como verdes o rojos: verdes si sus fabricantes garantizan NO usar transgénicos ni sus derivados como ingredientes; y rojos si sus fabricantes se negaron a brindar información a Greenpeace sobre sus políticas de compra y uso de transgénicos, o bien si no fueron capaces de certificar plenamente y sin ambigüedades que sus productos NO contienen estos ingredientes riesgosos.
“Esta Guía roja y verde… es el primer esfuerzo sistemático que se hace en México para brindar a la ciudadanía información sobre los ingredientes genéticamente modificados que se usan en los alimentos a la venta en México. Con la Guía… los consumidores podrán ejercer su indiscutible derecho a saber y a decidir si llevan a las mesas de sus familias alimentos que pueden tener transgénicos o productos que garantizan estar libres de ellos” dijo Areli Carreón, coordinadora de la campaña de consumidores de Greenpeace México.
Durante la presentación, 86 productos de las 50 empresas a las que Greenpeace solicitó información desde marzo de este año fueron colocados respectivamente en una mesa verde, es decir libre de transgénicos, o en una mesa roja, debido a que sus fabricantes no garantizaron si utilizaban o no transgénicos. Los productos colocados en la mesa verde fueron avalados con cartas de los fabricantes especificando una clara política de no uso de transgénicos, con certificados de sus proveedores de materia prima en los que se especifica que no hay transgénicos y algunas incluso presentaron análisis de laboratorio.
“Para los mexicanos la comida es extremadamente importante porque la salud, el bienestar, la celebración y el gozo de nuestras familias dependen de los alimentos que hay en nuestras mesas. Lo mínimo que esperamos de los fabricantes de alimentos es que nos brinden información, certidumbre y seguridad plena sobre los ingredientes con los que se preparan nuestros alimentos. Si sus productos contienen transgénicos, los consumidores tenemos derecho a saberlo para decidir si queremos comerlos o no”, dijo la actriz Cecilia Suárez.
Algunas de las marcas que garantizan plenamente que no están usando transgénicos en sus productos son: Pascual Boing!, Alpura, Gerber, Lácteos Santa Clara, Chocolates Ferrero, Gelatinas DGari, Galletas MacMa, Pan Filler y Verde Valle, entre otras.
Marcas como Kelloggs, Maseca, Bimbo, Danone, Pronto, Lala y Hersheys, entre otras, se negaron a responder a Greenpeace sobre si sus productos contienen transgénicos o no, en tanto que marcas como Nestlé, Herdez y La Costeña respondieron ambiguamente, por lo que fueron listadas como rojas. En el mismo caso se encuentran Minsa y Bachoco, quienes dijeron no usar transgénicos pero no pudieron mostrar los certificados que garantizan que el maíz que importan de Estados Unidos no sea genéticamente modificado.
“Cada vez más mexicanos están preocupados por lo que se comen, y ojalá cada vez más se ocupen también de los daños al ambiente que puede causar la producción de alimentos con plaguicidas, agrotóxicos y transgénicos. La salud humana está estrechamente ligada a la salud de nuestro entorno, por eso es importante que seamos consumidores informados, conscientes y activos. La información que hoy nos ofrece Greenpeace junto con las acciones que tomemos como ciudadanos consumidores nos permitirán cuidar tanto nuestra salud como el ambiente de la amenaza de los transgénicos”, dijo el caricaturista y escritor Rius.
Mención especial mereció la Cervecería Modelo, fabricante de la famosa cerveza Corona, quien garantizó a Greenpeace Bélgica que dicha cerveza a la venta en Europa no contiene transgénicos, pero no quiso brindar esa información para los consumidores mexicanos.
La Guía… contiene además información sobre los riesgos de los transgénicos para la salud y el ambiente, así como datos y recomendaciones básicas para que los consumidores puedan evitar consumir transgénicos. Esta Guía completa está disponible gratuitamente en la página de internet de Greenpeace: www.greenpeace.org.mx .
La Guía… será actualizada cada vez que nuevas empresas puedan garantizar claramente que no utilizan transgénicos. Más marcas y productos serán incorporados a esta lista, entre ellos los productos marca propia de los grandes supermercados como Walmart, Aurrerá, Comercial Mexicana, Gigante, Soriana, Chedraui. Greenpeace ya comenzó a entablar contacto con varios de ellos.
“Greenpeace continuará pidiendo a las compañías fabricantes de alimentos tanto información como un compromiso claro con su clientela mexicana para que se nos ofrezcan alimentos libres de transgénicos riesgosos. Seguramente muchas de las compañías que no contestaron esta primera vez, comprenderán mejor la información que les estamos solicitando y pondrán a disposición del público los certificados necesarios para garantizar que sus productos NO contienen transgénicos. Tan pronto como esto ocurra esas compañías serán listadas como verdes, por ello les pedimos que se mantengan al día de las actualizaciones de esta Guía en nuestra página de internet. Esperamos que para la edición impresa de esta Guía, que tendremos lista a principios del año próximo, muchas más compañías tomen la decisión de comprometerse con los consumidores a no usar transgénicos en sus productos”, finalizó Carreón.
Para más información comunicarse con Cecilia Navarro (teléfonos 5530 21 65 ext. 220 y 04455 5172 9869), Areli Carreón (5530 2165 ext. 119 o 044 55 2669 2957) o visitar la página www.greenpeace.org.mx
2. Listas verde y roja válidas al 11 de diciembre 2005
Alimentos SIN transgénicos (lista verde)
Esta lista incluye a los productos cuyos fabricantes proporcionaron a Greenpeace constancia escrita de que NO utilizan transgénicos ni sus derivados como ingredientes, en México.
Aceites: Aceite Oleico de cártamo, aceite Crisol de girasol y todos los de oliva.
Alimentos para bebés: Todos los productos de Gerber.
Bebidas: Lulú, Nectasis, Pascual Boing!
Chocolate: Ferrero Fiesta, Ferrero Prestige, Ferrero Rocher, Kinder Bueno, Kindeer Chocolate, Kinder Chocolate Maxi, Kinder Delice, Kinder Joy, Kinder Sorpresa, Mon Amour, Nutella, Raffaello.
Congelados: La Huerta, Nutrifresco, Nutriverde.
Postres: Gelatinas D’Gari, Tic Tac.
Enlatados y conservas: Del Fuerte, Embasa, La Gloria.
Harinas y tortillas: Verde valle, Tortillas Nuestro maíz, Harina de arroz Tres Estrellas.
Lácteos: Todos los productos de Alpura, Crema Chantilly LeChef, Mantequilla La Gloria,
Todos los productos de Santa Clara.
Pan y galletas: Pan Filler, Galletas MacMa.
Pastas y sopas: La Moderna, Nissin (todos los sabores menos el Tlalpeño), Pastas Cora, Pinerollo.
NOTA importante:
Esta lista puede ampliarse si otras compañías brindan información que certifique plenamente que sus productos NO contienen materias primas o derivados de cultivos transgénicos.
Alimentos que pueden contener transgénicos (lista roja)
¿Qué alimentos pueden contener transgénicos?
En México hasta el 2005 se han emitido “no inconvenientes de comercialización para consumo humano” (es decir autorizaciones) a 31 transgénicos de maíz, soya, papa, canola, jitomate, algodón y alfalfa. Ningún transgénico distinto a éstos puede ser vendido o usado legalmente para consumo humano en nuestro país.
Los alimentos que no contengan ingredientes derivados de maíz, soya, canola, algodón, papa, jitomate o alfalfa, pueden considerarse libres de transgénicos puesto que no existe autorización para usar ningún otro transgénico como ingrediente para consumo humano.
Es preciso leer las etiquetas para verificar si nuestros alimentos contienen alguno de los siguientes ingredientes que podrían ser de origen transgénico:
1. Soya en forma de harina, proteína, aceites y grasas (“grasas vegetales”) emulgentes (lecitina), mono y diglicéridos de ácidos grasos, ácidos grasos.
2. Maíz en forma de harina, aceite, almidón*, jarabe de maíz, alta fructosa, dextrosa, maltodextrina, isomaltosa, sorbitol, color caramelo.
3. Algodón, como aceite proveniente de semillas.
4. Canola, como aceite.
* Algunos productos listan como ingrediente el almidón modificado que es una transformación fisicoquímica sin relación con los transgénicos.
La producción de papa, jitomate y alfalfa transgénicos es muy baja en el mercado internacional y no existen permisos de siembra comercial en México, por lo que su uso en nuestros alimentos es poco probable. Sin embargo, ya que cuentan con autorización para su venta también es preciso vigilar su posible presencia en nuestros alimentos.
Estos ingredientes o sus derivados son usados en 2 de cada 3 productos a la venta en los supermercados, tales como panes, alimentos infantiles, cervezas, dulces, caramelos, chicles, refrescos, licores, embutidos, botanas, sueros, bebidas, leche en polvo, chocolate en polvo, confitería, margarinas, alimentos preparados, jugos, mermeladas, alimentos para animales.
No todos los productos que usan estos ingredientes son de origen transgénico, por lo que es importante distinguir entre las compañías que tienen una política clara para NO usar estos ingredientes y las compañías que no están dispuestas a brindar información sobre su uso o a comprometerse a NO usar transgénicos.
Esta lista ROJA incluye a los productos cuyos fabricantes:
No han respondido a Greenpeace, no brindan garantías de que sus productos no contengan ingredientes transgénicos o sus derivados, o no han expresado un compromiso claro y sin ambigüedades de que NO usan transgénicos.
Aceites: Aceite 123, Capullo, La Niña, La patrona, Maceite, Maravilla, Mazola, Primor.
Alimentos para bebés: Enfapro, Kindercal, Miel Karo (Unilever), Nan (Nestlé).
Bebidas: Jugos del Valle, Ades, Calight, CapriSun , Productos de Coca Cola, Enerplex (Sabormex), Jumex, Kool-Aid, Productos de Pepsi, SlimFast (Unilever), Soylé.
Botanas: Barcel (Bimbo), Cheetos, Chips (Bimbo), Doritos, Golden Nuts (Bimbo), Mafer, Planters (Kraft), Ruffles, Sabritas, Tostitos, Tostilunch.
Chocolate: Abuelita, Calctose, Carlos V, Chocomilk, Hershey’s, Milo, Nesquik.
Carnes y huevo: Bachoco, Carnes frías Fud, Chimex, Iberomex, Oscar Mayer, Salchichas Viva, San Antonio, San Rafael, Tangamanga.
Cereales: todos los cereales de Kellogg’s, todos los cereales de Nestlé, Quaker (PepsiCo).
Cervezas: Cervecería Modelo, FEMSA Cerveza.
Congelados: Comida refrigerada Chepina Peralta, Helados Holanda, Frizy (Nestlé), Crunch (Nestlé).
Dulces, mermeladas y postres: Canderel, Clemente Jacques mermelada, Equal, Flan Lala, Gelatinas Yomi (Lala), Kraft mermelada, Laposse, McCormick Mermelada, Marinela (Bimbo), Nutra Sweet, Productos de leche Coronado (Bimbo), Ricolino (Bimbo), Sonrics.
Enlatados y conservas: Clemente Jacques (Sabormex), Herdez, La Costeña, Ragú, (Unilever), Mostaza Kraft.
Harinas y tortillas: Maizena (Unilever), Maseca, Minsa, Frijoles La Sierra (Sabormex).
Lácteos: Nestlé, Lala, Danone, Unilever, Sygma Alimentos.
Mayonesas, salsas y aderezos: Búfalo (Herdez), Catsup Clemente Jacques (Sabormex), Doña Chonita, Doña María (Herdez), Hellman’s (Unilever), Mayonesa McCormick’s (Herdez), Mayonesa La Costeña.
Pan y galletas: Bimbo, El Globo (Bimbo), Empanizador Kellog’s, Lonchibon (Bimbo), Galletas Kraker Bran, Galleras Lara, Galletas Nabisco (Kraft), Galletas Oreo, Galletas Ritz (Kraft), Todas las galletas Gamesa (PepsiCo), Poptarts (Kellog’s), Tía Rosa, Suandy(Bimbo), Wonder.
Pastas y sopas: Sopas Knorr (Unilever), Maggi, Maruchan, Nissin, sabor Tlalpeño y Rosa Blanca.
























En este milenio que comienza, las nuevas propuestas tecnológicas en las ciencias biológicas son sorprendentes. Los avances han sido tales, que hoy el ser humano puede modificar la vida y crear seres nuevos. Los conocimientos científicos y sus posibles aplicaciones han traído a la humanidad una responsabilidad muy grande, la de vigilar que esta tecnología no se utilice de tal manera que represente un peligro para la vida en el planeta. El desarrollo de la biotecnología incorporó en años recientes la ingeniería genética, la más polémica herramienta posible, por los alcances que tiene y las consecuencias que puede acarrear.
 
Los organismos genéticamente modificados o transgénicos
Un organismo modificado por ingeniería genética, conocido como organismo genéticamente modificado (OGM) o transgénico, puede ser una planta, animal, hongo, bacteria o alga, entre otros, a cuya cadena de ácido desoxirribonucleico (ADN) se introducen genes de otro organismo. El organismo del que se toman los genes puede pertenecer a la misma especie o ser de una completamente distinta, incluso de un reino diferente. En teoría, esto significa que se pueden tomar genes de una bacteria e introducirlos a una planta o a un animal; o pasar genes de una planta a un ratón o a células humanas. Por lo tanto, los OGM son seres vivos nuevos, inéditos en la naturaleza y poseen información genética que no existía en su especie.
Hasta ahora, hay dos usos de los organismos transgénicos: la liberación al ambiente (en ecosistemas terrestres o acuáticos) y la producción de medicamentos o uso confinado, en la que no hay una liberación intencionada al ambiente.
Los riesgos de que estos organismos sufran modificaciones una vez liberados varían de acuerdo con su construcción genética, pues se desconoce cómo se van a comportar en el ambiente, en situaciones distintas a aquellas en las que fueron creados, además de que se ignora si representan un riesgo para el consumo animal o humano. Greenpeace ha externado su preocupación por este hecho y ha llamado a tomar precauciones antes de liberar a los organismos transgénicos, pues se podrían generar problemas ambientales a mediano y largo plazos que se sumarían a los existentes. Los posibles efectos pueden no ser evidentes en las primeras generaciones que adquirieron la modificación sino años después; entre ellos destacan: acentuar la pérdida de variedades criollas y comerciales (erosión genética) por la sustitución de estos cultivos innovadores en los que se busca la homogeneidad de materiales; una vez ocurrido el flujo genético, si las especies que adquieran los transgenes mantienen las ventajas adaptativas introducidas pueden desplazar a otras especies del mismo ecosistema; las condiciones ambientales, pueden traer efectos negativos en el desarrollo de las especies que adquirieron los transgenes; acelerar el desarrollo de resistencia de los organismos patógenos para los que se diseñaron los cultivos. En el caso de la resistencia a insectos (presente en 29 por ciento de los cultivos transgénicos comerciales) las plantas producen su insecticida durante toda su vida y esto significa la exposición en todo momento de los insectos plaga a un factor de presión, que en cualquier ser vivo obliga a desarrollar mecanismos de resistencia; desarrollo de resistencia a herbicidas en parientes silvestres, incluso en "malas hierbas o malezas"; mayor presencia de herbicidas en los productos que se consumen, el suelo y el agua, debido a que 70 por ciento de los cultivos transgénicos comerciales han sido modificados para resistir a herbicidas. Cifras de 1999 de comercio de estos productos muestran un aumento en ventas. Más herbicidas también significan pérdida de diversidad vegetal; efectos sobre organismos no blanco de la modificación. Un indicio científico de esto fue generado (mayo de 1999) por investigadores de la Universidad de Cornell, que encontraron que el polen transgénico es transportado por el viento y depositado sobre una planta silvestre conocida como "algodoncillo", alimento de las larvas de mariposa monarca en territorio estadounidense. Los investigadores dieron a las orugas algodoncillo espolvoreado con polen de maíz Bt, y 50 por ciento presentó menor crecimiento y murió prematuramente.
Por ello, es necesario estudiar a fondo el efecto de las transformaciones genéticas, ya que la dispersión de transgenes es irreversible. Los organismos vivos tenemos como característica la capacidad de reproducirnos, de dejar progenie que contiene la información transmitida por los padres. No es como la aplicación de un producto agroquímico, que cuando se detecta que causa daño se deja de usar. En este caso, tiene que hacerse un análisis a largo plazo y pensar en otras generaciones que enfrentarán el problema.
 
Impacto en la salud
Los posibles daños a la salud es uno de los temas que más preocupación ha generado. Se trata de un cuestionamiento de sentido común e inmediato: la falta de evidencia no significa ausencia de riesgo. Existen muchos casos de productos ya comercializados que han tenido que retirarse del mercado porque se comprobó, luego de dañar a muchas personas, que sí tenían efectos directos o colaterales en la salud. No es fácil detectar los efectos negativos en la salud humana, pero hasta ahora la discusión se ha centrado en dos temas: reacciones alérgicas y resistencia a antibióticos.
En el caso de las alergias, las nuevas proteínas, producto de los genes introducidos, puedan ser alergénicas. Los genes que mayor preocupación y debate han generado son los resistentes a antibióticos, pues no tienen ninguna función en la planta a la que son introducidos; se utilizan en el laboratorio durante el proceso de manipulación genética y se denominan genes marcadores. Su objetivo es facilitar el trabajo de los biólogos moleculares para encontrar las células en que se logró la modificación deseada. Expertos en microbiología han manifestado que estos genes pueden transferirse a bacterias intestinales de humanos y animales a través de la alimentación, así como a otros microorganismos que habiten en el ambiente. Los microorganismos que puedan integrar estos genes en su material genético serían resistentes al antibiótico; esto es muy preocupante en el caso de bacteria patógenas.
Diversas instituciones internacionales han alertado contra su utilización, entre ellas la Unidad de Agentes Bacterianos del Instituto Pasteur, responsable del Centro Nacional sobre Mecanismos de Resistencia a Antibióticos de Francia; el Consejo Médico de Berlín, la Asociación Médica Británica, y los gobiernos de Suiza, Alemania, Francia, Reino Unido, Grecia, Luxemburgo, Austria, Estados Unidos, Noruega, e India.
En México, no obstante que Greenpeace entregó a la Secretaría de Salud información sobre la resistencia a antibióticos y el maíz Bt de Novartis, una de las variedades transgénicas que importamos de Estados Unidos, se desconoce si la dependencia tomó medidas al respecto. Igualmente, ignoramos si se han tomado medidas con relación al consumo animal.
Para Greenpeace la principal preocupación es el impacto en el ambiente, es decir la pérdida de biodiversidad (erosión genética) y la afectación de los ecosistemas, que a la larga puede generar problemas de salud. En México, como en otros países en vías de desarrollo, la problemática ambiental está muy ligada a problemas de salud, derechos humanos y desarrollo.
 
Impacto en la agricultura
Aunque las y los campesinos pobres no pueden pagar estos nuevos cultivos, su siembra se puede contaminar vía flujo genético. De ocurrir esto, se ignora qué impacto tendrá a mediano y largo plazos. Las y los campesinos no sólo enfrentarán la presencia de nuevos genes en sus cultivos, sino también un problema legal, pues los transgenes están patentados.
Algunos productores cambiaron sus sistemas agrícolas y han empezado a trabajar lo que se conoce como "producción orgánica", que limita el uso de sustancias químicas y se opone a los transgénicos.
 
Producción de alimentos
La falta de alimentos, uno de los argumentos de la industria agrobiotecnológica para impulsar la comercialización de OGM, no se debe sólo a la forma de producción y la tecnología aplicada; involucra factores sociales, económicos y ambientales generados por sistemas de producción tecnificados que demandan mucha energía para producir altos rendimientos.
La desertificación por la agricultura comercial intensiva, la ganaderización, el impulso de plantaciones forestales comerciales, entre otros, contribuyen a que la población pobre no se beneficie de la riqueza generada por los nuevos sistemas de producción. Se privilegia la producción agrícola para alimentación animal, productos de exportación e industria.
Muchas propuestas de las transnacionales se refieren a alimentos pensados para una población urbana y un poder adquisitivo alto y no con problemas de nutrición. Es perverso argumentar que con los transgénicos se resolverán los problemas de malnutrición de la población pobre al ofrecerles arroz rico en hierro y vitamina A o maíz rico en aminoácidos. La solución es generar condiciones que le permitan a la población, adquirir diversos productos alimenticios para obtener las moléculas necesarias para un buen desarrollo y no que su dieta se base en uno o dos productos.
 
Contexto internacional
Protocolo de Bioseguridad
La preocupación de los gobiernos por el riesgo que para el ambiente significa la liberación de OGM, condujo a la conclusión de que era necesario desarrollar y aplicar políticas y regulaciones en materia de bioseguridad (manejo responsable de seres vivos) en cada país y de que era necesario tomar medidas a nivel internacional para regular la movilidad transfronteriza de estos materiales.
La discusión sobre los transgénicos se inició en 1992, en la reunión conocida como La Cumbre de Río. Ahí se concluyó que era indispensable crear un marco regulatorio para la protección de la biodiversidad del planeta, que ya había disminuido considerablemente en diversas regiones. El Protocolo de Bioseguridad debía establecer reglas internacionales vinculantes que obligarían a adoptar el principio precautorio como base para las decisiones sobre transferencia, manejo y uso de los OGM.
Es importante señalar que antes de llegar a un acuerdo internacional sobre los OGM, se inició el comercio de los primeros cultivos transgénicos entre diversos países, entre ellos lugares en donde existen ancestros o parientes silvestres de las especies y variedades cultivadas. Esto es muy grave, pues la "nueva información" genética puede llegar a hábitats no agrícolas.
Luego de un intenso trabajo de la comunidad internacional, el 29 de enero se firmó en Montreal, Canadá, el Protocolo de Bioseguridad, acordado en el Convenio sobre Diversidad Biológica de 1992. Este Protocolo es un logro para la mayoría de países y un fuerte golpe para Estados Unidos –líder del Grupo Miami, conformado por cinco países productores de transgénicos–, pues establece las reglas internacionales que obligarán a los países a adoptar el principio precautorio como base para las decisiones relacionadas con el movimiento transfronterizo, tránsito, manejo y uso de los organismos vivos modificados (OVM) o transgénicos.
Este acuerdo es un compromiso coordinado para proteger la biodiversidad y emite un mensaje muy claro a Estados Unidos y los países productores de OVM: con su apoyo o sin él, el compromiso de la mayoría de los países (más de 130) es con el planeta y con la vida.
A continuación, se resumen los puntos más controvertidos de la negociación, cuya discusión comenzó en Colombia, en febrero de 1999:
1. Quedan establecidas reglas mundiales para el control del movimiento transfronterizo, tránsito, manejo y uso de todos los OVM o transgénicos.
2. El protocolo no contempla a los productos derivados de OVM, ni a los productos farmacéuticos para humanos, regulados por otros acuerdos y organizaciones.
3. La base del protocolo es el principio precautorio, que dice que la ausencia de evidencia no significa la ausencia de riesgo, por lo que ante la falta de certeza científica sobre los posibles daños que un producto puede ocasionar, un país tiene derecho a rechazarlo. Este principio incluye a los granos básicos o commodities.
4. El Protocolo no se subordinará a las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) ni a otros acuerdos internacionales.
5. Establece procedimientos internacionales para lograr un Acuerdo Fundamentado Previo (AFP) para el movimiento transfronterizo de los OVM. Los OVM regulados aquí son los destinados a la liberación al ambiente (como cultivos) y al consumo humano y animal o el procesamiento. No aplica con OVM de uso confinado o contenido.
6. Establece reglas internacionales diferenciadas para identificar los OVM: etiquetado y separación del producto de uso directo como alimento, procesamiento o liberación intencional al ambiente. La identificación es una medida que permite el rastreo.
7. Es obligación de las partes desarrollar reglas internacionales en cuanto a responsabilidad y compensación por daño causado por el movimiento transfronterizo de OVM.
8. Resalta importancia que tienen para la humanidad los centros de origen y diversidad genética y obliga a las partes a considerar este punto al decidir el procedimiento para un AFP.
9. El comercio con países no miembros del protocolo es permitido mientras haya consecuencia con el protocolo. Las partes pueden establecer acuerdos específicos bi, multilaterales o regionales con no miembros, que no deberán quedar en un nivel más bajo de protección que el establecido por el protocolo.
10. Para la entrada en vigor del protocolo es necesario que 50 países miembros del CDB lo firmen y ratifiquen. Se espera que esto sea resuelto entre los años 2002 y 2003.
La importancia del protocolo radica en la posibilidad de ejercer la soberanía nacional respecto a la movilización transfronteriza de OVM, para ejercer el derecho de protección de la biodiversidad nacional, apelando al principio precautorio.
Mientras que la superficie cultivada con organismos transgénicos aumenta en el mundo, se incrementa también la polémica y la preocupación en torno a la liberación de este tipo de productos al ambiente. En lo que va del año, Francia, Austria, Reino Unido, Alemania, Noruega, Grecia, India, Canadá y Brasil han tomado medidas para prohibir las importaciones y siembra de transgénicos, sobre todo a la luz de nuevas evidencias que muestran los riesgos de esta tecnología.
En contraste, la inmovilidad del gobierno mexicano es preocupante. Los OGM son una realidad y en el caso del maíz transgénico, las autoridades mexicanas no vigilan ni evalúan su entrada, movilización y consumo en territorio nacional.
En México las cuestiones de bioseguridad se empezaron a considerar desde 1987, pero sólo para regular actividades de investigación en salud y dar cabida a solicitudes de corporaciones agrobiotecnológicas para experimentar con cultivos transgénicos.
La aplicación agrícola dio origen a la formación de un Comité Nacional de Bioseguridad Agrícola, coordinado por la Secretaría de Agricultura Ganadería y Desarrollo Rural (Sagar). En 1988 se iniciaron experimentos en agricultura y en 1997 entra en vigor la norma fitosanitaria que regula esta experimentación. Esta norma es muy limitada, pues sólo define la siembra de materiales transgénicos a nivel experimental, sin especificar dimensiones; en el caso de algodón, en 1999 se autorizó la siembra de 75 mil hectáreas de algodón Bt resistente a insectos y 10 mil de soya resistente a herbicida. En la norma no se habla sobre manejo de los productos cosechados ni su transporte, ni se contempla la importación de materiales modificados para consumo directo o para industrialización.
En el caso de la salud, en 1997 se modificó la Ley General de Salud para incluir un apartado de productos biotecnológicos en el que se incluyen productos derivados de organismos vivos, pero no se manifiestan los organismos transgénicos de manera explícita. En esta ley se menciona el etiquetado de los productos biotecnológicos como una posibilidad que será establecida mediante el reglamento y normas correspondientes. En agosto de 1999 entró en vigor el reglamento de bienes y servicios en el que nuevamente el etiquetado de productos biotecnológicos se remite a normas que aún no existen.
En la Ley General de Salud se establece que para liberar microorganismos genéticamente modificados al ambiente, la Secretaria de Salud debe expedir una autorización. Por parte de la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap), no existen regulaciones que normen o controlen la posible afectación de los ecosistemas.
El problema en México no se reduce a la ausencia o limitación de regulaciones; abarca áreas como la inexistencia de instituciones ejecutoras y de personal especializado. Por ejemplo, la comercialización de productos agrícolas genéticamente modificados queda fuera de la norma de agricultura y no hay ni regulación ni dependencia de la Semarnap que responda por el manejo de los productos transgénicos. La Secretaría de Salud ha aprobado el consumo de cinco productos importados (canola, jitomate, papa, soya y algodón), pero no cuenta con elementos que le permitan hacer un seguimiento de sus efectos en la salud humana.
 
Maíz transgénico en méxico
Es importante considerar las características de México para analizar las repercusiones de la introducción de transgénicos. México cuenta con una gran riqueza en biodiversidad, es centro de origen y diversidad de muchos cultivos como: maíz, frijol, jitomate, chile, papa, ente otros. Estos cultivos tienen gran cantidad de parientes silvestres nativos. Ante esta riqueza biológica y sin una regulación en bioseguridad, México queda en una posición altamente vulnerable.
Funcionarios del sector salud informaron a Greenpeace que no han aprobado el ingreso de maíz transgénico Bt para su consumo y que no cuentan con la notificación del exportador o importador mexicano. Por su parte, la Sagar también negó que haya autorizado el ingreso de este maíz, porque no es para siembra. Por lo que toca a la Semarnap, ni siquiera está involucrada en la evaluación de impacto ambiental de los cultivos experimentales y comerciales aprobados por la Sagar, mucho menos en la vigilancia del manejo y movilidad de productos transgénicos como el jitomate, papa, canola, soya y algodón. De esta forma, la responsabilidad inmediata recae sobre la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (Secofi), ya que estos productos están ingresando bajo los acuerdos comerciales firmados por México.
Ante la falta de información, Greenpeace ingresó en marzo de 1999 al puerto de Veracruz y tomó muestras de maíz blanco y amarillo de tres buques procedentes de Estados Unidos. Las muestras fueron enviadas a analizar al Laboratorio de Biología Molecular del Ministerio de Medio Ambiente del gobierno de Austria. En mayo del mismo año, los resultados confirmaron la presencia de maíz transgénico Bt en las tres muestras colectadas. El maíz Bt contiene el gene de una bacteria del suelo (Bacillus thuringiensis, de ahí el nombre Bt) que confiere resistencia a insectos. Dichas variedades fueron diseñadas para resistir el ataque de una plaga de maíz en Estados Unidos y Europa, el gusano barrenador europeo. Dentro de los maíces Bt , se identificó la variedad Event 176 de Novartis, que contiene un gene de resistencia a ampicilina.
Mientras que en diversas partes del mundo aumenta la prohibición de importaciones y siembra de transgénicos y el rechazo a productos derivados de OGM por parte de consumidores, en México las importaciones de maíz de Estados Unidos se incrementan año con año. En 1998 y 1999 alcanzaron, según Secofi, 5 millones de toneladas. En 1999, el porcentaje de maíz transgénico mezclado con maíz convencional, estuvo alrededor de 25 por ciento. Este porcentaje pudo crecer a partir de noviembre-diciembre de 1999, debido a que en Europa, muchos países están rechazando las importaciones de maíz y soya transgénica.
 
Peticiones de greenpeace
Es necesaria una propuesta de legislación en bioseguridad amplia que abarque todos los tipos de organismos transgénico-genéticos que pueden generarse y ser liberados intencional y accidentalmente al ambiente. Debe quedar la posibilidad de integrar elementos que por el momento no se consideren posibles, pues esta tecnología es muy dinámica y en poco tiempo se podrían generar escenarios no imaginados y no controlables.
Se requiere una evaluación de riesgo; la legislación debe regular todas las etapas que involucran a los organismos transgénicos: uso, monitoreo, vigilancia del traslado e identificación del producto vía el etiquetado indicando el origen y cómo obtener más información.
El personal que maneje transgénicos debe ser capacitado para ello.
Debe haber un manejo claro y transparente de la información.
Un régimen de responsabilidades que obligue a los que desarrollan la tecnología y los que hacen uso de ella a responder ante la posibilidad de daños a la población y los ecosistemas. Las industrias han obtenido ganancias millonarias gracias a que la población consume sus productos, pero la población está desprotegida ante cualquier daño.
Con relación a los organismos transgénicos que se cultivan comercialmente en México y los que se importan, movilizan y consumen en territorio nacional, se proponen las siguientes medidas precautorias urgentes, en tanto se completa el marco regulatorio en bioseguridad:
1. Suspender las importaciones de maíz transgénico por las siguientes razones.
2. Hacer efectiva la obligatoriedad del etiquetado de los productos comerciales que contengan organismos transgénicos o derivados de éstos.
3. Hacer públicos los resultados de las investigaciones sobre el desarrollo de resistencia de los insectos y demás estudios que hagan posible evaluar el impacto ambiental del algodón y la soya transgénicos, cultivos comerciales en México.
4. Vigilar las cosechas de algodón y soya transgénicos, ya que, según el Programa de Sanidad Vegetal de la Sagar en La Laguna, se ha comercializado semilla de algodón transgénica para la extracción de aceite y la alimentación de ganado (según disposiciones oficiales esta semilla debe ser destruida, pues no hay aprobación para su comercialización ya que no está evaluada).
Introducción
Algunos enzimas y aditivos utilizados en el procesado de los alimentos se obtienen desde hace años mediante técnicas de DNA recombinante. La quimosina, por ejemplo, enzima empleada en la fabricación del queso y obtenida originalmente del estómago de terneros, se produce ahora utilizando microrganismos en los que se ha introducido el gen correspondiente. Sin embargo, la era de los denominados "alimentos transgénicos" para el consumo humano directo se abrió el 18 de mayo de 1994, cuando la Food and Drug Administration de Estados Unidos autorizó la comercialización del primer alimento con un gen "extraño", el tomate "Flavr-Savr", obtenido por la empresa Calgene. A partir de este momento, se han obtenido cerca del centenar de vegetales con genes ajenos insertados, que se encuentran en distintas etapas de su comrecialización, desde los que representan ya un porcentaje importante de la producción total en algunos países hasta los que están pendientes de autorización.
1. Información general de los alimentos transgénicos
Se denomina alimento transgénico al alimento portador de material genético perteneciente a especies no emparentadas transferido a él mediante ingeniería genética.
Estos alimentos se obtienen para :
Que tengan una vida comercial mas larga.
Resistan condiciones ambientales agresivas, como heladas, sequías y suelos salinos.
Resistan herbicidas.
Resistan plagas de insectos.
Resistan enfermedades
Tengan mejores cualidades nutritivas.
Los genes para insertar en los alimentos se obtienen de distintas formas. En el caso de querer conseguir una vida comercial mas larga, por ejemplo, en el tomate "Flavr Svr", no se introduce un gen de otro ser vivo, sino un gen "antisentido", artificial, que evita que se sintetice una proteina responsable del "apochamiento" del tomate.
En los demás casos, se introducen genes que codifican la síntesis de proteinas especiales. El gen que hace a la soja resistente al glifosato (un enzima que no es afectado por este herbicida) procede de una bacteria comœn del suelo. El que codifica la resistencia a insectos se obtiene de una bacteria patógena para los insectos, pero totalmente inocua para los animales superiores
Reflexión
Hay diversos puntos de vista en cuanto al futuro, la comercialización y etiquetación de estos alimentos. En general los que van en pro se ven influenciados por razones políticas y económicas. He visto muestras de pruebas e investigaciones exhaustivas que concluyen que no es seguro para nuestro futuro comercializar en estos momentos dichos alimentos. ¿Será correcto, para comenzar, jugar con la naturaleza? Podemos decir, somos Dios y podemos cambiar la información genética de nuestros alimentos, sin siquiera sopesar futures consecuencias en potencia catastróficas? No creo. También es injusto para el consumidor que no desea poner en riesgo su salud no estar consciente de si el alimento que consume es un “alimento de Frankenstein” o un alimento natural. Compañías multinacionales y publicidad quieren hacernos creer que éste constituye el próximo paso del avance tecnológico. Y puede ser que hasta beneficie agricultura en países de menor desarrollo. Pero , ¿a qué precio? Hay que considerar la evidencia ya presentada y admitir que en realidad no sabemos lo que hacemos. No podemos permitir que nos conviertan en conejillos de indias. El que juega con la naturaleza, debe conocer con certeza las consecuencias y saber tomar responsabilidades.
.1 La biotecnología agrícola puede concebirse de dos formas:
  • como un complemento científico a la agricultura convencional, que ayuda, por ejemplo, a los programas de mejora de plantas, y
  • como una desviación drástica de la agricultura convencional que permite la transferencia de material genético entre organismos que en situación normal no se mezclarían
La biotecnología agrícola tiene consecuencias internacionales y podría volverse cada vez más importante en los países en vías de desarrollo1. Sin embargo, las investigaciones han tenido tendencia a centrarse más en los cultivos importantes para los países desarrollados. Más…
8.2 Hasta la fecha, los países en los que se han introducido cultivos transgénicos en los campos no han observado daños notables para la salud o el medio ambiente. Además, los granjeros usan menos pesticidas o pesticidas menos tóxicos, reduciendo así la contaminación de los suministros de agua y los daños sobre la salud de los trabajadores, permitiendo también la vuelta a los campos de los insectos benéficos. Algunas de las preocupaciones relacionadas con el flujo de genes y la resistencia de plagas se han abordado gracias a nuevas técnicas de ingeniería genética.
Sin embargo, que no se hayan observado efectos negativos no significa que no puedan suceder. Los científicos piden una prudente valoración caso a caso de cada producto o proceso antes de su difusión, para afrontar las preocupaciones legítimas de seguridad.
"La ciencia no puede afirmar que una tecnología está completamente exenta de riesgos. Los cultivos sometidos a la ingeniería genética pueden reducir algunos riesgos ambientales asociados con la agricultura convencional, pero también introducirá nuevos desafíos que habrá que afrontar. La sociedad tendrá que decidir cuándo y dónde es lo bastante segura la ingeniería genética
La biotecnología es un complemento, y no un sustituto, en muchas esferas de la investigación agrícola convencional. Ofrece una variedad de instrumentos para mejorar nuestra comprensión y ordenación de los recursos genéticos para la agricultura y la alimentación. Esos instrumentos están contribuyendo ya a los programas de mejoramiento y conservación y facilitando el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades de las plantas y los animales. La aplicación de la biotecnología proporciona al investigador nuevos conocimientos e instrumentos que aumentan la eficacia de su trabajo. De este modo, los programas de investigación basados en la biotecnología pueden ser considerados como una prolongación más precisa de los métodos convencionales (Dreher et al., 2000). Al mismo tiempo, la ingeniería genética puede ser considerada como una desviación radical de las técnicas convencionales de mejoramiento porque confiere a los científicos la capacidad de transferir material genético entre organismos que no podrían obtenerse por los medios clásicos.
La biotecnología agrícola es intersectorial e interdisciplinaria. La mayoría de las técnicas moleculares y sus aplicaciones son comunes a todos los sectores de la agricultura y la alimentación, pero la biotecnología no puede valerse por sí misma. Por ejemplo, la ingeniería genética aplicada a los cultivos no puede avanzar sin los conocimientos derivados de la genómica y es de poca utilidad práctica si no hay un programa eficaz de fitogenética. Todo objetivo de investigación requiere el dominio de una multitud de elementos tecnológicos. La biotecnología debe formar parte de un programa amplio e integrado de investigación agrícola que aproveche la labor realizada en otros programas sectoriales, disciplinarios y nacionales. Esto tiene amplias consecuencias para los países en desarrollo y sus asociados en el desarrollo a la hora de elaborar y aplicar políticas, instituciones y programas nacionales de creación de capacidad en relación con la investigación (véase el Capítulo 8).
La biotecnología agrícola es internacional. Aunque en su mayor parte se están realizando en países desarrollados (véase el Capítulo 3), las investigaciones básicas sobre biología molecular pueden ser beneficiosas para los países en desarrollo en la medida en que permiten conocer mejor la fisiología de todos los vegetales y animales. Los descubrimientos de los proyectos sobre el genoma humano y el genoma del ratón benefician directamente a los animales de granja, y viceversa, mientras que los estudios sobre el maíz y el arroz presentan paralelismos que pueden aplicarse a cultivos de subsistencia como el sorgo y el tef. Sin embargo, es necesaria una labor específica sobre las razas y especies de importancia para los países en desarrollo. Es en éstos donde se encuentra la mayor biodiversidad agrícola mundial, pero se ha hecho poco por caracterizar esas especies vegetales y animales a nivel molecular con el fin de evaluar su potencial de producción y su capacidad para resistir a las enfermedades y a las condiciones ambientales desfavorables o de garantizar su conservación a largo plazo.
Es probable que la aplicación de las nuevas biotecnologías moleculares y de las nuevas estrategias de mejoramiento a cultivos y razas de especial interés para los pequeños productores de los países en desarrollo sea limitada en un futuro próximo por diversas razones (véanse los Capítulos 3 y 7), tales como la falta de fondos seguros a más largo plazo para la investigación, la insuficiencia de la capacidad técnica y operativa, el escaso valor comercial de los cultivos y razas, la ausencia de programas adecuados de mejoramiento convencional y la necesidad de elegir entre los entornos de producción pertinentes. Sin embargo, los países en desarrollo se enfrentan ya con la necesidad de evaluar cultivos modificados genéticamente (véanse los Capítulos 4 a 6) y en su momento tendrán también que evaluar la posible utilización de árboles, ganado y peces modificados genéticamente. Esas innovaciones podrían ofrecer una oportunidad para aumentar la producción, la productividad, la calidad de los productos y la aptitud para la adaptación, pero sin duda plantearán desafíos a la capacidad de investigación y reglamentación de los países en desarrollo.
Hasta ahora, en los países donde se han producido cultivos transgénicos, no ha habido ningún informe verificable de que causen algún peligro importante para la salud o el medio ambiente. Las mariposas monarca no han sido exterminadas. Las plagas no han desarrollado resistencia al Bt. Han aparecido algunas pruebas de malas hierbas tolerantes a los herbicidas, pero éstas no han invadido ecosistemas agrícolas o naturales. Por el contrario, se están viendo algunos beneficios sociales y ambientales importantes. Los agricultores están empleando menos plaguicidas y están sustituyendo productos químicos tóxicos con otros menos nocivos. Como consecuencia de ello, los trabajadores agrícolas y los suministros de agua están protegidos de los venenos, y aves e insectos benéficos están volviendo a los campos de los agricultores.
Entretanto, la ciencia avanza rápidamente. Algunos de los problemas planteados por la primera generación de cultivos transgénicos tienen soluciones técnicas. Las nuevas técnicas de transformación genética están eliminando los genes marcadores antibióticos y los genes promotores que eran objeto de preocupación para algunos. Las variedades que incluyen dos genes Bt diferentes reducen la probabilidad de que las plagas desarrollen resistencia. Se están elaborando estrategias de gestión y técnicas genéticas para evitar el flujo de genes.
No obstante, el hecho de que hasta ahora no se hayan observado efectos negativos no significa que no puedan ocurrir, y los científicos están de acuerdo en que los conocimientos sobre los procesos ecológicos y de inocuidad de los alimentos son incompletos. Queda aún mucho por conocer. No puede asegurarse la inocuidad completa y los sistemas reglamentarios y las personas que los administran no son perfectos. ¿Cómo se ha de proceder a falta de una certeza científica? El GM Science Review Panel (pág. 25) sostiene que:
‘Existe claramente la necesidad de que la comunidad científica investigue más en varios sectores, las compañías elijan bien en lo relativo a la proyectación de transgenes y plantas huésped y se elaboren productos que satisfagan deseos más amplios de la sociedad. Por último, el sistema de reglamentación… deberá seguir actuando de forma que se determine el grado de riesgo e incertidumbre, se conozcan las características distintivas de la modificación genética, las diferentes perspectivas científicas y las correspondientes lagunas en los conocimientos, y se tengan en cuenta el contexto y la referencia del mejoramiento genético convencional.’
El Nuffield Council (pág. 44) recomienda que «a la evaluación de riesgos se apliquen las mismas normas que a las plantas y alimentos modificados y no modificados genéticamente, y que los riesgos de no actuar reciban el mismo análisis atento que los riesgos de la actuación…». Concluye además (pág. 45):
‘No adoptamos la opinión de que haya pruebas suficientes de peligro actual o potencial que justifiquen en este momento una moratoria de la investigación, de los ensayos de campo o de la liberación controlada de cultivos modificados genéticamente en el medio ambiente. Por ello, recomendamos que se mantenga la investigación sobre cultivos modificados genéticamente, regida por una aplicación razonable del principio de precaución.’
La Declaración de la FAO sobre Biotecnología (FAO, 2000b) apunta en la misma dirección:
‘La FAO apoya un sistema de evaluación de base científica que determine objetivamente los beneficios y riesgos de cada OMG. Para ello hay que adoptar un procedimiento prudente caso por caso para afrontar las preocupaciones legítimas por la bioseguridad de cada producto o proceso antes de su homologación. Es necesario evaluar los posibles efectos en la biodiversidad, el medio ambiente y la inocuidad de los alimentos, y la medida en que los beneficios del producto o proceso compensan los riesgos calculados. El proceso de evaluación deberá tener en cuenta la experiencia adquirida por las autoridades nacionales de normalización al aprobar tales productos. También es imprescindible un atento seguimiento de los efectos de estos productos y procesos después de su homologación a fin de asegurar que sigan siendo inocuos para los seres humanos, los animales y el medio ambiente.’
La ciencia no puede declarar que una tecnología está completamente exenta de riesgos. Los cultivos sometidos a ingeniería genética pueden reducir algunos riesgos ambientales asociados con la agricultura convencional, pero también introducirá nuevos desafíos que hay que afrontar. La sociedad tendrá que decidir cuándo y dónde la ingeniería genética es suficientemente segura.
Hasta la fecha, los países en los que se han introducido en los campos cultivos modificados genéticamente no se ha observado ningún daño significativo ni a la salud ni al medio ambiente. Las mariposas monarcas no se han visto afectadas significativamente. Las plagas no han desarrollado una resistencia a Bt. Hay algunas pruebas de malas hierbas resistentes a herbicidas, pero las “supermalezas” no han invadido ecosistemas agrícolas o naturales. Al contrario, están surgiendo importantes beneficios ambientales y sociales. Los agricultores están usando menos pesticidas o las usan de menor toxicidad, reduciendo así el daño a los suministros de agua y a la salud de los trabajadores, al mismo tiempo que permite una vuelta de los insectos benéficos a los campos.
Mientras tanto, se han encontrado soluciones técnicas o de gestión para solucionar algunos de los problemas asociados con la primera generación de cultivos modificados genéticamente, como por ejemplo la resistencia a antibióticos.
Sin embargo, el hecho de que hasta ahora no se hayan observado efectos negativos no significa que tales efectos no puedan surgir. Por lo tanto, los científicos recomiendan una mayor investigación.
La FAO apoya un sistema de evaluación de base científica que determine objetivamente los beneficios y riesgos de cada OMG. Para ello hay que adoptar un procedimiento prudente caso por caso para afrontar las preocupaciones legítimas por la bioseguridad de cada producto o proceso antes de su homologación. Es necesario evaluar los posibles efectos sobre la biodiversidad, el medio ambiente y la seguridad de los alimentos, y la medida en que los beneficios del producto o proceso compensan los riesgos calculados. El proceso de evaluación también debería tener en cuenta la experiencia adquirida por las autoridades nacionales de normalización al aprobar tales productos. También es imprescindible un atento seguimiento de los efectos de estos productos y procesos después de su introducción para asegurar que siguen siendo seguros para los seres humanos, los animales y el medio ambiente.
“La ciencia no puede declarar que una tecnología está completamente exenta de riesgos. Los cultivos sometidos a ingeniería genética pueden reducir algunos riesgos ambientales asociados con la agricultura convencional, pero también introducirá nuevos desafíos que hay que afrontar. La sociedad tendrá que decidir cuándo y dónde la ingeniería genética es suficientemente segura
Opiniones opuestas
Como contracara de este tremendo avance tecnológico existe una segunda voz: La que se mantiene en contra de la manipulación genética de los alimentos y que enuncia que esta atenta contra la salud de la población. Estas voces de protesta se originan en que existen campos con diversas dudas concernientes al tema, que la ciencia no ha develado completamente.
Por esto, es que diversas organizaciones ambientalistas y ecologistas claman en favor de la agricultura biológica y orgánica, y promueven los alimentos de calidad que no aplican modificaciones o alteraciones genéticas, o utilizan agroquímicos y/o agrotóxicos para su crecimiento.
Dada la corta historia de este tremendo avance tecnológico, existe poca legislación que controle o regule la utilización de esta ciencia. Al respecto, una de las pocas condiciones que se deben cumplir son las de respetar una directiva europea de 1997 que obliga a que los productos transgénicos:
  • Demuestren ser necesarios y útiles,
  • Sean seguros para la salud humana y el medio ambiente,
  • Que sus características sean las declaradas y se mantengan a través del tiempo,
  • Que posean un etiquetado detallado que especifique si el producto está modificado genéticamente.
·         Representan un riesgo los vegetales transgénicos?       
·         En los últimos años, desde algunos sectores sociales concretos se ha cuestionado la utilización de vegetales transgénicos acusándolos de representar un peligro para la salud de los consumidores o el medio ambiente, aunque sin definir un riesgo concreto. Sorprendentemente, a mayor vaguedad del riesgo, mayor es la inquietud que suele generar entre los consumidores.
·          
·                     Al contrario de lo que sucede con las variedades vegetales obtenidas por técnicas convencionales, o de los vegetales, nuevos para nosotros como alimento, procedentes de otras regiones del mundo, las variedades transgénicas  son sometidas a procesos de evaluación individual de riesgos, tanto en lo que afecta a la seguridad de los consumidores como en lo referente al medio ambiente. 
·          
·          
·         4.1. Para la salud del consumidor.
·                     El riesgo que aparece a primera vista es la posibilidad de que, al introducirse una proteína "extraña" en el alimento (la toxina o el enzima bacteriano, por ejemplo) pudieran aparecer reacciones de alergia en algunos consumidores. La experiencia del uso desde hace bastantes años de las toxina de Bacillus thuringiensis, en la "agricultura biológica" sin que se hayan indicado casos de alergia hace que no parezca probable su aparición al encontrarse dentro de un transgénico. Lo mismo puede decirse de las otras proteínas, de las que por el momento tampoco se conoce un solo caso de alergia a ellas.
·          
·                     En cuanto a los genes transferidos, el único que pudiera considerarse cuestionable es el de resistencia a un antibiótico, gen utilizado como  auxiliar en algunos transgénicos. En condiciones naturales, el paso del gen de resistencia desde el vegetal a las bacterias es extremadamente difícil,  y en cualquier caso, ese paso, de producirse, sería insignificante compararado con la propia presencia del gen de resistencia en la población natural. El grave problema de las resistencias a antibióticos no se debe tanto a la existencia de los genes de resistencia como a la presión de selección inducida por un uso incorrescto de los antibióticos en medicina humana o animal.
·          
·                     A esto hay que añadir que en la mayoría de los casos, los productos que se consumen no son los propios vegetales, sino materiales muy elaborados, como la glucosa obtenida del almidón del maiz o el aceite en el caso de la soja, materiales en los que no hay ni DNA ni proteínas.
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·          
·         4.2. Efectos sobre el medio ambiente.
·                     Desde el punto de vista medioambiental, los vegetales transgénicos con genes de resistencia a insectos representan una ventaja medioambiental desde el momento en que reducen la utilización de insecticidas químicos, menos específicos que el presente en el propio vegetal. También los genes de tolerancia a herbicidas pueden representar una ventaja medioambiental al permitir una mejor gestión del uso de los herbicidas, utilizando aquellos que son menos tóxicos y persistentes (glifosato y glufosinato) pero que presentaban problemas precisamente por su falta de selectividad.
·                     El riesgo de paso de los genes de resistencia a plantas salvajes se ha planteado como una posibilidad de creación de "supermalezas". Este planteamiento olvida que esto solamente es posible por polinización entre especies muy próximas, que en los casos de soja y maiz no existen en Europa, y que, en cualquier caso, los parientes salvajes de las plantas cultivadas no han representado nunca un problema como "malas hierbas".
·          
·                     En cuanto al riesgo de que el polen del maiz transgénico pueda afectar a insectos no diana, los experimentos en condiciones de campo han demostrado que es mínimo, mucho menor que si se usan insecticidas químicos.
·          
·                     Por supuesto, en otros transgénicos distintos pueden aparecer riesgos ecológicos reales, como en le caso de los peces gigantes o de crecimiento acelerado, que exigen un estudio detallado antes de su autorización.
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·         4.3 Riesgos agronómicos y socioeconómicos
·                     En el caso de la utilización de transgénicos con proteínas insecticidas, es perfectamente posible la aparión de fenómenos de resistencia en insectos diana, lo mismo que ha sucedido en el caso de la utilizacioón de insecticidas químicos. La gestión de este problema exige el mantenimiento de áreas sembradas con maiz no transgénico, para disminuir la presión de selección y retardar la aparición de poblaciones resistentes.
·          
·                     Como es lógico, las semillas transgénicas son más caras que las tradicionales, y además las empresas productoras intentan evitar la práctica tradicional de "autosuministro" de semillas para años sucesivos. Aún así, los cultivos transgénicos son suficientemente más rentables para que compensen el mayor gasto en la semilla. En el caso del algodón, el mejor evaluado, el incremento de peroductividad se reparte casi por igual entre la empresa biotecnológica y el agricultor, sin que se traslade prácticamente nada a los compradores, y menos aún al consumidor final.
·          
·          
·         5. Detección y etiquetado.
·                     En Estados Unidos, el primer país en comercializar vegetales modificados por ingeniería genética, o en Canadá, no existe ninguna obligación de indicar su presencia en un alimento mediante el etiquetado. Esto es la consecuencia legal de considerar que las variedades vegetales obtenidas por este sistema son “sustancialmente equivalentes” en cuanto a propiedades nutricionales y de seguridad a las obtenidas por otros métodos de selección genética, lo que es efectivamente cierto. En la Unión Europea o en Japón, cuando un alimento contiene entre sus ingredientes materiales procedentes de un vegetal transgénico es obligatorio indicarlo. Sorprendentemente, en la nueva normativa de la Unión Europea no es necesario que el material contenga DNA o proteínas, que son las realmente transgénicas. Incluso en el caso de productos como  la glucosa obtenida de almidón obtenido de maiz transgénico, en los que es científicamente imposible confirmar o desmentir su origen en el laboratorio, es obligatoro el etiquetado, en basa a la “trazabilidad” a lo largo del proceso hasta la materia prima. El resultado es el aumento de costes y la disminución de competitividad de agricultores y empresas, simplemente para intentar contentar a un sector “peculiar” de la opinión pública
·          
·                     La detección de un vegetal transgénico es, en principio, fácil mediante técnicas de PCR en el caso de pretender detectar la presencia de DNA o por técnicas inmunoquímicas para detectar proteínas. Sin embargo, el paso desde el método de detección en el laboratorio a la evaluación final de la “contaminación” es mucho más complicado. En la UE se admite una “contaminación accidental”, que no obliga a un etiquetado diferencial. Los factores implicados en la cuantificación, especialmente la fiabilidad de la toma de muestras en materiales manejados a escalas tan grandes como el maiz y la soja hacen complicada la cuantificación. También hay que tener en cuenta las dificultades de hacer cuantitativo un análisis de DNA, o las relacionadas con la cuantificación de proteínas en alimentos elaborados que hayan sufrido tratamientos térmicos.
·          
·          
·         6. La polémica de los transgénicos.
·                     La biotecnología aplicada a los alimentos ha encontrado oponentes en algunos grupos sociales desde sus inicios. Inicialmente, la oposición partío de grupos fundamentalistas religiosos en Estados Unidos, que se oponían a la “modificación de la Obra de Dios”.  Otras organizaciones intervinieron también en la polémica, con ideas tan peregrinas como el hecho de que si se utilizaran "genes animales" en los vegetales transgénicos, éstos serían incomestibles por los vegetarianos.
·          
·                     Algunas organizaciones ecologistas o antiglobalización han encontrado en
·         la lucha contra los transgénicos una causa atractiva para un sector del público, que ve tras ellos el peso de las multinacionales de la agricultura. En su batalla por ganar adeptos, estas organizaciones no han vacilado en lanzar acusaciones falsas y demagógicas, intentando, con cierto éxito, trasladar al público la idea de que representan un riesgo sanitario y ecológico, y a empresas y políticos la sensación de que es preferible no apoyar ni utilizar estos productos para evitar convertirse en la diana de campañas en contra en la calle y en los medios de comunicación.
·                    
·          
·         7. Situación actual y perspectivas de futuro.
·                     El cultivo de los vegetales transgénicos a escala comercial comenzó en 1996. En este momento (según datos del año 2000), cuatro cultivos de este tipo (soja, maiz, colza y algodón) representan ya un porcentaje significativo del total plantado para esa especie. Algunos otros, como la calabaza o la papaya, se encuentran en un estadio poco más que experimental, mientras que el tomate resistente al ablandamiento ha dejado de cultivarse prácticamente por falta de interés comercial.
·          
·                     En el caso de la soja, mas de un tercio del total de la producción mundial es transgénica (resistente a herbicidas). En el caso del algodón, a nivel mundial el transgénico (resistente a insectos y/o a herbicidas) representa el 16%, y el 70% del sembrado en Estados Unidos.  En ese país en el año 2.000 se cultivaron en total más de 30 millones de hectáreas de cultivos de este tipo. Argentina y Canadá cultivan también varios millones de hectáreas de transgénicos cada una, seguidos por otros países hasta alcanzar un total del orden de los 50 millones de hectáreas cultivadas.
·          
·                     En un sistema de agricultura sostenible, o de gestión integrada, los transgénicos representan una pieza fundamental. Sin embargo, las semillas transgénicas  pueden llegar a ser la causa de problemas reales, en el aspecto socioeconómico,  en cuanto que peden producir la dependencia de una parte sustancial de los agricultores de unas pocas empresas. Disfrazar esos problemas con las inexistentes amenazas de los riesgos para la salud y el medio ambiente no hacen más que empeorarlos. Los gobiernos no van a ser propensos a invertir en investigación en un campo en el que existe una oposición con una gran capacidad de presión en los medios de comunicación.
·          
  • En mi opinión, estoy de acuerdo, siempre y cuando no se centre esta propuesta de investigación únicamente en la cantidad de producción, sino también en la calidad, teniendo en cuenta el peligro de aparición de nuevas enfermedades derivadas de la manipulación genética descontrolada.
Teniendo en cuenta esto, y contando con un control fitosanitario fiable, no veo por qué no introducir en el mercado estos productos.
Dos posibles impedimentos en el aspecto de la distribución podrían ser:
-El destino de estos productos: no podemos olvidar que, a día de hoy, el alimento está mal repartido, y que la misma cantidad de alimentos, que podría alimentar a la gran mayoría de población humana, sólo alimenta a una ínfima fracción de la misma. Si en estas condiciones, el alimento está mal repartido, podría darse el caso de que se reprodujese el mismo problema, incluso al utilizar los alimentos transgénicos para aumentar la producción.
-El hecho de que estos alimentos, al ser de mayor calidad, sólo estuviesen al alcance de los países más desarrollados, dejando los de peor calidad y expuestos a mayores enfermedades a estos países en vías de desarrollo.

Ética
Los alimentos transgénicos son alimentos que nos permiten saciar las necesidades pero el humano no se da cuenta de que está afectando su ética porque ya los alimentos no son lo mismo ni lo suficientemente nutritivos como si se cultivaran de manera natural hoy en dia en cualquier país se pueden cultivar este tipo de alimentos solo tienes que tener la tecnología y los medios para cultivarlos en cualquier tipo de región
La ética en los productos alimenticios es muy importante porque estos son los que ayudan a nuestro organismo y como tal debemos de tenerlo bien suplementado con alimentos de buena calidad
Ya que los alimentos pierden su valor al estar modificados en su interior y el valor nutrimental pierde y ganan tamaño por medio de químicos que aumentan su tamaño
En el equipo nos dimos cuenta que los alimentos transgénicos son una forma de conseguir dinero mas rápido con un bajo costo pero esto altera nuestro medio porque los alimentos son malos y de peor calidad tendrán tamaño y color pero no tienen lo que es sabor y nutrimentos porque después de la investigación completa en conjunto de las demás materias nos enteramos de cosas que vemos que nos están llenando de mentiras el cuerpo y eso no es ético por parte personal  y de negocios los alimentos contienen sustancias que en cierto tiempo provocan daño a nuestro cuerpo y las enfermedades, animales se vas haciendo mas resistentes para poder hacernos daño a la gente normal


Estadistica
Metodos y recuperacion de datos:
La informacion presente en este documentos es producto de un seguimiento y estudio de los datos obtenidos en el laboratorio y de acuerdo a estadisticas realizadas empresas dedicadas a la elaboracion y distribucion de estos productos y a consumidores de el mismo.
Un 96.5% de los consumidores mexicanos ignora que son los transgenicos  o no sabe si los esta comiendo,y en que alimentos en tanto que un 98% de los mexicanos opina que las empresas deben informar en sus etiquetas si sus productos contienen transgenicos. Mexico importa de EUA mas de 6 millones de toneladas de maiz cada año , de las cuales 45% son de maiz transgenico.Las autoridades sanitarias permiten la comercializacion para consumo humano de  de 31 transgenicos de : canola, tomate, maiz, algodon, papa y soya. Las autoridades sanitarias utilizaron los siguientes indicadores pais/producto, producto/cantidad que se importa al pais y pais/porcentaje de consumo del producto.
Variables:
Pais/producto
producto/ cantidad que produce el Pais
 Pais/ porcentaje de consumo del producto
Resultados:
Los cinco paises que producen mas de 95% de alimentos transgenicos son: Canada: 90%(tomatey soya), USA: 94% (tomate, canola, soya y papa), Argenitina: 89% (maiz, papa y algodon),china: 88% (arroz)  y brasil:80% (papa)%, Australia: 53% (tomate). India: 50% (cafe) y Mexico 48% (maiz, algodon y tomate.)
En su mayoria el 98% de la poblacion mundial consume productos transgenicos.
Según los resultados proporcionados por el Eurobarómetro, aumenta en Europa el rechazo a los alimentos transgénicos, las cifras muestran que un 61% de los europeos se oponen a este tipo de alimentos y entre las razones argumentadas podemos leer que hay una gran desconfianza con respecto a la seguridad que ofrecen y no se perciben sus supuestos beneficios. En el informe del Eurobarómetro que podéis consultar a través de este enlace también se tratan otros temas como la nanotecnología, la clonación animal, los biocombustiblesLos datos que nos facilita el Eurobarómetro son muy significativos, un 61% se opone a los alimentos modificados genéticamente, sin embargo, no se expresan en iniciativas como en la campaña de Avaaz y Greenpeace, tras siete meses lograron que un millón de ciudadanos europeos apoyaran una petición para solicitar a la Comisión Europea una moratoria para los cultivos transgénicos. Este dato representa un 0’2% de la población europea que se estima en más de 500 millones de habitantes. Por tanto, se evidencia que aunque un 61% no estén de acuerdo con los transgénicos, la mayoría de personas no participan en acciones como la planteada en su momento por Avaaz y Greenpeace.
En el caso de España, un 65% de los encuestados no están de acuerdo con el desarrollo de los alimentos transgénicos, tienen dudas o no contestan, por otro lado, un 35% sí estarían de acuerdo en promocionar los alimentos modificados genéticamente ya sea para consumo animal o humano. Un 65% es una cifra muy elevada y el MARM (Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino) no debería ignorarlo y así se lo recuerdan los grupos ecologistas, de ello nos hablan en Econoticias, desgraciadamente sabemos que apoya totalmente el desarrollo de los cultivos transgénicos. Sera interesante retomar la lectura del post Afectados por los alimentos transgénicos en España. En el caso de España, un 65% de los encuestados no están de acuerdo con el desarrollo de los alimentos transgénicos, tienen dudas o no contestan, por otro lado, un 35% sí estarían de acuerdo en promocionar los alimentos modificados genéticamente ya sea para consumo animal o humano. Un 65% es una cifra muy elevada y el MARM (Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino) no debería ignorarlo y así se lo recuerdan los grupos ecologistas, de ello nos hablan en Econoticias, desgraciadamente sabemos que apoya totalmente el desarrollo de los cultivos transgénicos. Sera interesante retomar la lectura del post Afectados por los alimentos transgénicos en España.

Derecho



En el año 1992 en la Conferencia de Río de Janeiro realizada en el marco de las Naciones Unidas, se firmaron tres Convenios, uno de los cuales fue el relativo a la Conservación de la Biodiversidad o Diversidad Biológica.

                De acuerdo con este convenio la biodiversidad es la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos procesos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie (genética), entre las especies y de los ecosistemas.
               
                Dicho en otras palabras, el concepto se refiere a los diferentes lugares y formas de vida que existen sobre la Tierra, tanto los naturales como los creados por el ser humano, por ejemplo los agroecosistemas.

                Los objetivos del Convenio sobre la Diversidad Biológica, se pueden concretar en tres:
    Conservación de la Diversidad Biológica,
    utilización sostenible de sus componentes y
c)    participación equitativa y justa de los beneficios que se deriven del acceso adecuado a los recursos genéticos.

                Estos objetivos se llevarán a cabo mediante instrumentos tales como: a) el acceso adecuado a los recursos genéticos, Art. 15 de la CBD, b)  transferencia apropiada de las tecnologías pertinentes, Art. 16 CBD.

                Asimismo el Art. 16 en su inc. 2º reconoce que la tecnología incluye la biotecnología, y que tanto el acceso a la tecnología como su transferencia entre Partes Contratantes son elementos esenciales para el logro de los objetivos del presente Convenio, comprometiéndose, a asegurar y/o facilitar a otras Partes Contratantes el acceso a tecnologías pertinentes para la conservación y utilización sostenible de la diversidad biológica o que utilicen recursos genéticos y no causen daños significativos al medio ambiente, así como la transferencia de esas tecnologías.

Una sola palabra -biodiversidad- abarca un amplio espectro y por lo tanto tiene diversas implicaciones. En primer lugar, como consta en su definición, incluye tres niveles: los genes, las especies y los ecosistemas.

El Convenio de Diversidad Biológica de Río de Janeiro de 1992 ratificado por nuestro país establece la necesidad del "consentimiento informado" por parte de los estados y de las empresas hacia el consumidor. Su  incumplimiento es notorio dado que no solo las empresas que trabajan con soja como materia prima, ignoran absolutamente que lo que están comprando está originado en ingeniería genética, sino que también los consumidores también lo ignoran.

La biotecnología sería toda aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación en productos o procesos de usos específicos. El desarrollo de la biotecnología permite además el uso y la modificación de recursos genéticos que son susceptibles de patentar, de convertirse en propiedad privada.

Esta modificación implica en la mayoría de los Estados una particular discusión sobre el acceso y la transferencia de tecnología en los marcos del Convenio de la Diversidad Biológica (CDB), aprobada en Río de Janeiro en 1992, discusión que no se basa en el entendimiento de la naturaleza o las características de esta particular tecnología y como los países en desarrollo pueden adquirirla y/o recibirla por transferencia; al contrario la discusión gira en torno a la protección de propiedad intelectual y con mayor énfasis en el impacto de la tecnología transferida a los países en desarrollo, que ya se conoce como "biopolítica".

Se podría concluir que en los hechos que el CDB es esencialmente un instrumento internacional de biopolítica, es decir que directa o indirectamente contiene políticas concernientes a la tecnología.[5]


El CBD en su Art. 19 inc. 3º estipula que las Partes estudiarán la necesidad y las modalidades de un protocolo que establezca procedimientos adecuados, incluido en particular el consentimiento fundamentado previo, en la esfera de la transferencia, manipulación y utilización de cualesquiera organismos vivos modificados resultantes de la biotecnología que puedan tener efectos adversos para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica.

Pero recién el  30 de enero de 2000, en Montreal, los delegados de los 128 países firmantes del Convenio de Biodiversidad de NN.UU. aprobaron el Protocolo de Bioseguridad para regular el comercio internacional de organismos transgénicos. Los esfuerzos obstruccionistas de un pequeño número de países (el llamado "Grupo de Miami": EE.UU., Canadá, Argentina, Uruguay, Chile y Australia) consiguieron dilatar ocho años, y aplazar a lo largo de siete rondas negociadoras, el acuerdo sobre un conjunto mínimo de normas internacionales de bioseguridad. Cuando no debemos olvidar que el art. 19 inc. 3 del Convenio de Biodiversidad instaba a los Estados parte a la confección del mismo en la Ronda ( Reunión ) siguiente.

Vale agregar que aparte del arriba mencionado Grupo de Miami, hubo otros grupos de negociación que intervinieron, estos fueron:
a )  La Unión Europea-,
b )  Los países de Europa Oriental y Central;
c )  El Grupo de una misma opinión de países en vías de desarrollo y
d ) el Grupo de Compromiso ( Japón, Corea, México, Nueva Zelanda, Noruega, Singapur y Suiza ).

Lo que estaba en juego, esencialmente, era si el libre comercio debía prevalecer sobre los intereses sanitarios y medioambientales de la gente (posición del "grupo de Miami"), o al revés. El resultado final no fue muy satisfactorio: considero que el Protocolo de Cartagena/ Montreal es ambiguo e insuficiente, pero al mismo tiempo hay que reconocer que supone un paso adelante respecto a la situación previa. Hablo de ambigüedad e insuficiencia porque: 

El acuerdo alcanzado se refiere exclusivamente a los organismos transgénicos vivos, dejando fuera todos los productos derivados (como es el caso de los piensos, por ejemplo, aunque sus materias primas provengan de organismos transgénicos). Además, para los transgénicos vivos que se empleen directamente como alimento o pienso los requisitos de seguridad  que impone el Protocolo son más laxos; 

En las transacciones comerciales no se exigirá un etiquetado detallado que contenga toda la información sobre las manipulaciones genéticas desarrolladas y las características de esos productos. En el caso de los transgénicos destinados a procesamiento, o al consumo directo como alimentos o piensos, bastará una claúsula genérica que rece "puede contener organismos vivos modificados", lo cual nos parece insuficiente y va en contra del concepto de seguridad alimentaria que necesitamos en nuestra sociedad;

El acuerdo no hace referencia a la rastreabilidad de los organismos transgénicos, imprescindible por razones tanto ambientales como de salud pública.;

Considero que las consideraciones sobre diversidad biológica y seguridad alimentaria deben prevalecer siempre sobre las normas internacionales del libre comercio contempladas en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Sin embargo, el Protocolo aprobado en Montreal no lo asegura, sino que solamente asigna un rango igual a sus normas y decisiones que a las de la OMC. Los conflictos, en esta situación, serán en algunos casos inevitables;

La capacidad de veto a las importaciones se basa en que el país importador rechace las pruebas científicas aportadas por el país exportador sobre la base de una duda científica razonable. No queda definido qué se entiende por duda razonable, lo que facilita que la OMC rechace el veto del país importador. También ha quedado para el futuro un acuerdo sobre la evaluación de riesgos;

El Protocolo no es de aplicación inmediata, sino que tiene un período transitorio. Entrará en vigor cuando  junte la ratificación de al menos 50 países. Hay que recordar que en la Conferencia de la OMC en Seattle se acordó la constitución de un grupo de trabajo sobre biotecnologías que puede acelerar sus resoluciones durante este período transitorio, antes de que el Protocolo de Bioseguridad haya establecido condiciones más precisas de etiquetado, haya acordado lo que se entiende por "duda científica razonable" y haya establecido los criterios para la evaluación de riesgos sobre la salud y el medio ambiente.

No obstante tales consideraciones a mi modo de ver “negativos”, el Protocolo supone un avance en el desarrollo de una legislación ambiental internacional, ya que:
se trata del primer acuerdo ambiental internacional que emplaza el principio de precaución.
Somete la importación de ciertas categorías de organismos transgénicos vivos a un proceso de consentimiento previo informado.
Puede permitir a países que aún no disponen de un marco legal estricto sobre bioseguridad construirlo sobre ases más razonables.

La aprobación de este Protocolo, que recoge algunas de las demandas de las ONGs y los agentes sociales que han intervenido en el debate sobre transgénicos con un punto de vista crítico (basado en el principio de precaución), no hubiera sido posible sin la intensa movilización mundial de los últimos años, y la solidaridad entre organizaciones del Norte y del Sur. Hay numerosas razones para  incrementar esta movilización mundial de manera que se pueda obtener condiciones de uso para las nuevas biotecnologías que no pongan en riesgo la salud pública, la protección ambiental ni los valores socioeconómicos que se pretende (como el modelo de una agricultura y ganadería ecológicamente respetuosa y basada en la explotación familiar). De ahí que se deba seguir reclamando una moratoria para los cultivos transgénicos comerciales y la comercialización de alimentos transgénicos, así como la prohibición de las patentes sobre la vida.

Comisión del Codex Alimentarius: La Comisión del Codex Alimentarius fue creada en 1963 por la FAO y la OMS para desarrollar normas alimentarias, reglamentos y otros textos relacionados tales como códigos de prácticas bajo el Programa Conjunto FAO/OMS de Normas Alimentarias. Las materias principales de este Programa son la protección de la salud de los consumidores, asegurar unas prácticas de comercio claras y promocionar la coordinación de todas las normas alimentarias acordadas por las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales.

El 22 abril 2002, en Roma/Ginebra,  La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) han lanzado una encuesta conjunta sobre el programa de normas alimentarias de ambos organismos, incluyendo el Codex Alimentarius, con el fin de que este programa represente los intereses de todos, ricos y pobres, en materia de sanidad, seguridad y comercio en la alimentación. Este es el primer proceso de evaluación del código internacional de alimentación, Codex Alimentarius, y del mecanismo de establecimiento de sus normas, tras más de cuarenta años de actividad.

El "Codex" ha establecido la creación de un equipo intergubernamental especial para acelerar la elaboración y adopción, antes del 2003, de normas relativas a alimentos provenientes de la biotecnología. "La evaluación de la inocuidad de los alimentos biotecnológicos adquiere una importancia más grande cada año, a medida que aumenta el volumen de producción y comercialización de esos alimentos, incluyendo los organismos genéticamente modificados" resalta la propuesta presentada por Japón.

Francia apoya el "derecho a saber" de los consumidores. Francia defendió el "derecho a saber" y el "principio de precaución" de los consumidores en materia de seguridad alimentaria, durante una reunión en París del Codex Alimentarius, organismo encargado de definir las normas en ese campo y dependiente de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la ONU. El secretario francés de Comercio Exterior, François Huwart, afirmó que el Codex, que reúne a 165 países, debe hacer una "síntesis no fácil", pero "indispensable", entre la protección al consumidor y la libertad de comercio.


El  Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)  en su informe anual “recomienda” la aplicación de transgénicos. El informe presenta como hechos las promesas frívolas y sin sustento que ha hecho la industria agrobiotecnológica, minimiza los riesgos ecológicos e ignora los retos reales que enfrenta la agricultura en los países en desarrollo.

No obstante que el informe sigue en general la respetada tradición del PNUD de proporcionar datos contundentes y ofrecer una visión crítica de los principales temas del desarrollo, sus planteamientos sobre la agricultura biotecnológica parecen haber sido escritos con el fin de promover los trangénicos

El reporte del PNUD sostiene que los transgénicos incrementarán la productividad y las propiedades nutritivas, y proporcionarán soluciones para retos agrícolas complejos, tales como el control de plagas y la sequía. La realidad es que no existe ningún transgénico en el mercado que cumpla tales promesas, y que sea de relevancia para las necesidades de la agricultura en los países en desarrollo.

El PNUD debería comprender que los problemas de hambre y desarrollo agrícola no serán solucionados con los mismos.

El PNUD promueva el uso de transgénicos en países en desarrollo como una solución al problema del hambre, en vez de abogar por la exportación de tecnología genética insegura y riesgosa hacia los países del sur (ricos en biodiversidad).

Tratado de Agrobiodiversidad:
Representa un compromiso internacional jurídicamente vinculante de mejorar los principales cultivos mundiales de alimentos y piensos
Artículo 1
Disposiciones generales
1. El presente Acuerdo es aplicable a todas las medidas sanitarias y fitosanitarias que puedan afectar, directa o indirectamente, al comercio internacional. Tales medidas se elaborarán y aplicarán de conformidad con las disposiciones del presente Acuerdo.
Artículo 2
Derechos y obligaciones básicos
1. Los Miembros tienen derecho a adoptar las medidas sanitarias y fitosanitarias necesarias para proteger la salud y la vida de las personas y de los animales o para preservar los vegetales, siempre que tales medidas no sean incompatibles con las disposiciones del presente Acuerdo.
2. Los Miembros se asegurarán de que cualquier medida sanitaria o fitosanitaria sólo se aplique en cuanto sea necesaria para proteger la salud y la vida de las personas y de los animales o para preservar los vegetales, de que esté basada en principios científicos y de que no se mantenga sin testimonios científicos suficientes...
 3. Los Miembros se asegurarán de que sus medidas sanitarias y fitosanitarias no discriminen de manera arbitraria o injustificable entre Miembros en que prevalezcan condiciones idénticas o similares, ni entre su propio territorio y el de otros Miembros. Las medidas sanitarias y fitosanitarias no se aplicarán de manera que constituyan una restricción encubierta del comercio internacional.
4. Se considerará que las medidas sanitarias o fitosanitarias conformes a las disposiciones pertinentes del presente Acuerdo están en conformidad con las obligaciones de los Miembros en virtud de las disposiciones del GATT de 1994 relacionadas con el empleo de las medidas sanitarias o fitosanitarias...

COMITÉ DE MEDIDAS SANITARIAS Y FITOSANITARIAS,
El Comité MSF examina las cuestiones relativas a los OMG
En su reunión de los días 31 de octubre y 1º de noviembre de 2001, el Comité MSF inició sus trabajos en el marco de la nueva Decisión sobre la equivalencia y examinó la cuestión de la transparencia. También se abordaron otras cuestiones específicas, como ser, los organismos modificados genéticamente.



Calculo  
·         Producción mundial de alimentos transgénicos
Según Clives (2006), la superficie total de cultivos transgénicos en el mundo ha mantenido un importante crecimiento desde sus inicios, llegando a multiplicarse en gran medida en los últimos años. Desde 1996 hasta el 2005 la superficie ha pasado de 1,7 millones de hectáreas cultivadas en seis países hasta los 90 millones de hectáreas en 21 países. Los 8,5 millones de agricultores dedicados a los cultivos biotecnológicos marcaron también un importante hito al alcanzar una plantación acumulada, de más de 400 millones de hectáreas desde 1996. (Figura 2).
El número de países donde se encuentra la mayor parte de la superficie de cultivos biotecnológicos en todo el mundo pasó a catorce en el 2005, la lista total de productores de transgénicos se completa con países donde se siembran menos de 500.000 hectáreas con cultivos modificados genéticamente. (Tabla 1).
En el 2005 prácticamente la totalidad de la superficie cultivada a nivel mundial con variedades transgénicas se redujo a cuatro productos: soya, maíz, algodón y colza (canola). Del área total sembrada de soya (91 millones de hectáreas) un 60 % era modificada genéticamente frente al 56 % en 2004. En el caso del maíz con 147 millones de hectáreas plantadas un 14 % pertenecían a variedades obtenidas por métodos biotecnológicos. El algodón transgénico representó un 28 % de los 35 millones de hectáreas sembradas de este cultivo, mientras la colza con solo 26 millones de hectáreas representaba el 18 % del total. (Tabla 2).
Entre los objetivos de la modificación genética más desarrollados en el 2005 se encuentran, la resistencia a herbicida (70.1 %) y la resistencia a insectos (18.2 %), mientras que la combinación de ambas modificaciones alcanzó el 11.6 %.
Existe una inmensa variedad de estudios relacionados con animales transgénicos, entre los que ya se encuentran, pollos, conejos, cerdos, vacas, ovejas, cabras y peces transgénicos, aunque hasta la fecha no han sido comercializados para el consumo humano (FAO, 2003; Pujol, 2002).
Tabla 2. Superficie dedicada a nivel mundial al cultivo de los principales OMGs. (Clives, 2006)








Geografia
Consecuencias del uso de Transgénicos
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Los riesgos sanitarios a largo plazo de los transgénicos presentes en nuestra alimentación o en la de los animales cuyos productos consumimos no han sido evaluados seriamente y su alcance sigue siendo desconocido. Nuevas alergias, y aparición de nuevos tóxicos son algunos de los riesgos que corremos al consumirlos.

Una vez liberados al medio ambiente los transgénicos no se pueden controlar. La contaminación genética pone en peligro variedades y especies cultivadas tradicionalmente, y es irreversible e impredecible, no se puede volver a la situación de partida.

Las variedades transgénicas pueden contaminar genéticamente a otras variedades de la misma especie o a especies silvestres emparentadas. Por ejemplo, en México, el centro de diversidad y origen mundial del maíz, los maíces transgénicos importados de Estados Unidos están contaminando las variedades tradicionales.

El aumento del uso de productos químicos eliminan o afectan gravemente a la flora y a la fauna. Con las plantas tolerantes a herbicidas, el agricultor debe usar cada vez más cantidad de agrotóxicos para acabar con las llamadas "malas hierbas". Hoy por hoy existen datos que demuestran que, debido a esto, se están utilizando muchos más pesticidas en los cultivos transgénicos que en los convencionales. Con esto, la presencia de glifosato (el herbicida asociado a la soja transgénica RR de Monsanto) en el suelo, en las aguas y en los alimentos es cada vez mayor.

La introducción de los OGM en la agricultura exacerba el monopolio de unas pocas multinacionales sobre la producción de alimentos. Sólo un puñado de empresas (el 90% de los transgénicos están en manos de Monsanto) controlan el mercado de estas semillas y de los productos químicos asociados. Estas multinacionales han patentado sus semillas, han decidido ponerle precio a la vida, cuando la riqueza de la biodiversidad siempre ha sido un patrimonio de los pueblos y nunca ha tenido propietarios que pudieran cobrar a un campesino por utilizar las semillas de sus propias cosechas. La semilla, además de ser un insumo clave para los productores es la base de la soberanía alimentaria: no pueden pertenecer a unos pocos en detrimento de la inmensa mayoría.

Los transgénicos llegaron con la promesa de erradicar el hambre en el mundo, basados en una agricultura de tipo industrial llamada “revolución verde”. Sin embargo, los resultados están a la vista. La revolución verde fue una campaña de gobiernos y empresas para convencer a los agricultores de países en desarrollo para que sustituyeran cultivos autóctonos por variedades de alto rendimiento dependientes de productos químicos y fertilizantes.

Lejos de constituir un medio para luchar contra el hambre, con los transgénicos han aumentado los problemas alimentarios. Los países que han adoptado masivamente el uso de cultivos transgénicos son claros ejemplos de una agricultura no sostenible. En Argentina, por ejemplo, la entrada masiva de soja transgénica exacerbó la crisis de la agricultura con un alarmante incremento de la destrucción de sus bosques nativos, el desalojo de indígenas, campesinos y trabajadores rurales, un aumento del uso de herbicidas y una grave sustitución de la producción de alimentos para consumo local.

La política de concentración promovida por Monsanto ha creado un modelo de sociedad donde unos pocos se llevan los beneficios a costa de la mayoría y donde se incrementan las diferencias entre pobres y ricos. En Argentina, por ejemplo, 160.000 familias tuvieron que abandonar sus tierras en la última década porque no podían competir con las grandes agropecuarias.

La Tierra produce comida suficiente para alimentar a toda la población mundial. El problema del hambre se debe al mal reparto de los recursos y se puede resolver con decisiones políticas. En las condiciones actuales de organización de los mercados un aumento de la producción no serviría para abastecer a los más necesitados sino para aumentar la concentración de la riqueza.

La solución al hambre y la desnutrición pasa por el desarrollo de tecnologías sostenibles y justas y por el empleo de técnicas como la agricultura y la ganadería sustentables. Éstas ya existen pero carecen del apoyo necesario para su puesta en marcha o para su generalización. La industria biotecnológica utiliza su poder comercial y su influencia política para desviar los recursos financieros que requieren estas soluciones duraderas y sostenibles.

OPINION
Nuestra opinion sobre los productos transgenicos en el medio ambiente seria que estos productos an estado dañando a las tierras en las que se estan cosechando estos productos ya que de una manera exesiva an llegando a deteriorarla con el paso del tiempo y de esa manera no podriamos llegar a cultivarlas de nuevo en algun otro momento, de esta manera a llegado a afectar economicamente a agricultores que no utilizan estos tipos de productos quitandole algunas ventas importante que podrian llegar a tener ,los productos transgenicos no benefician en nada ya que por ser geneticamente modificados no cuentan con beneficios con los que cuenta un producto totalmente natural





Psicologia

 

Impacto Social, Económico y Comercial

Debe tenerse en cuenta, además de los riesgos para la salud, y de los impactos medioambientales,   el impacto  que los transgénicos implican  a nivel social, económico y comercial; que si bien desde algunos puntos de vista pueden generar beneficios, es inevitable analizar las desventajas.
Las grandes empresas que desarrollan y comercializan los OMG están patentando el material genético de los seresvivos, que más bien debería considerarse como patrimonio de la humanidad.
Están creando un monopolio sobre la agricultura y la alimentación mundial, en un modelo de sociedad donde unos pocos realizan beneficios a costa del interés de la mayoría y donde se exacerban las diferencias entre pobres y ricos.
Tener en cuenta que si bien el uso de la ingeniería genética en la agricultura puede aumentar la producción, también puede a la vez reducir el desempleo, por ejemplo el hecho del encarecimiento de las semillas y la necesidad de comprar insumos importados  serían  un factor más para la desaparición  de los agricultores familiares.
La introducción  de los OGM en la agricultura crea el monopolio de unas pocas multinacionales básicamente de EE.UU. sobre la producción de alimentos, lo que pone en peligro la soberanía de los pueblos  y de los países.

Otros riesgos posibles

El promotor (secuencia de nucleótidos), utilizado para poner en funcionamiento la expresión del gen transferido, puede activar uno de los genes silentes que forman parte del ADN normalmente y los cuales tienen acciones desconocidas.
Se encontró que ADN extraño ingerido por ratas puede alcanzar leucocitos periféricos, el bazo o hígado, a través de la mucosa intestinal, incorporándose en algún lugar impredecible del genoma celular.
El intestino del hombre posee enzimas capaces de digerir el ADN. De todos modos, los genes transportados por los vectores son especialmente resistentes a la acción enzimática con la posibilidad de pasar a sangre y causar alguna infección. También se sabe que los virus utilizados como vectores pueden permanecer de manera latente en el cuerpo y en el ambiente, pudiendo acumular mutaciones y eventualmente activarse.
Un riesgo potencial mayor es la posibilidad de que aparezcan nuevos virus patógenos surgidos por recombinación.

LOS OGMs EN LA ARGENTINA

En el marco del Convenio de Diversidad Biológica y el Protocolo de Cartagena, y en  Argentina, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPyA) asesorada por la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA) es quien se encarga de la regulación de los OGM.
La CONABIA nace en 1991 como instancia de consulta y apoyo técnico para asesorar al secretario de SAGPyA, en la formulación e implementación de la regulación para la introducción y liberación al ambiente de materiales animales y vegetales obtenidos mediante Biotecnología.

La normativa Argentina está basada en las características y riesgos identificados del producto biotecnológico, y no en el proceso en el cual dicho producto fue originado. Es decir, se aplica a los productos transgénicos en función del uso propuesto y sólo contempla aquellos aspectos en los procedimientos empleados para su obtención que pudieran significar un riesgo para el ambiente, la producción agropecuaria o la salud pública. Estas normas establecen los requisitos necesarios que permiten la liberación al medio y su comercialización
La evaluación de las solicitudes y el posterior monitoreo de las pruebas son responsabilidad de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación.
Los permisos contemplan los siguientes casos:
-          realización de prueba de laboratorio-invernadero
-          realización de prueba a campo y
-          multiplicación precomercial del material.
Las autorizaciones se dan bajo reserva de la aplicación de un cierto número de medidas de precaución. La bioseguridad de las liberaciones está determinada por las características del organismo y las características agroecológicas del sitio de la liberación, así como del empleo de condiciones experimentales adecuadas, incluyendo la idoneidad del responsable de la liberación al medio.
El monitoreo posterior de los ensayos, a cargo del ex -Instituto Nacional de Semillas (INASE) y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) tiene por objeto evaluar en el sitio el real cumplimiento de lo presentado en las solicitudes y también estar preparado para aplicar medidas que eviten efectos adversos sobre el ambiente (tales como, diseminación de malezas). Además se efectúan controles de los lotes, posteriores al momento de cosecha; ello tiene la finalidad de limitar la posible transferencia de la información genética contenida en los materiales genéticamente modificados a otros organismos.
Una vez concedida una autorización para liberación al medio puede solicitarse un permiso de "flexibilización" reglamentado por la Resolución nº 131/98 de la SAGPyA. En esta etapa y dado que de la evaluación de la información presentada no se prevén problemas de bioseguridad, la concesión de una autorización de flexibilización significa que en futuras liberaciones al medio sólo se deberá presentar información referida a la superficie sembrada, fecha de siembra, localización de la liberación y fecha de cosecha, y la CONABIA únicamente recomendará la realización de inspecciones de la cosecha y la disposición final del material.

Procedimiento de aprobación

Se deben cumplir con los siguientes requisitos:
-          Permiso para le realización de pruebas en invernadero.
-          Autorización para pruebas a campo bajo estrictos requisitos de bioseguridad.
-          Permiso de flexibilización para la liberación al medio, que implica más facilidades durante la etapa de experimentación. Esta autorización permite que en futuras liberaciones al medio sólo se deba presentar información referida a: superficie sembrada, fecha de siembra, localización de la liberación y fecha de cosecha; y la CONABIA únicamente recomendará la realización de inspecciones de la cosecha y la disposición final del material.
-          Análisis de las evaluaciones de impacto sobre el ambiente, la salud humana y animal con la participación del SENASA.
-          Evaluación respecto a la conveniencia de su comercialización, para evitar impactos negativos sobre las exportaciones -llevada a cabo por la Dirección Nacional de Mercados Agropecuarios-.


OPINION

 Los productos transgenicos en el ambito social an causado mucha polemica ya que muchas personas tienen dudas sobre sus beneficios y sus consecuensias ya que se abla de que tipo de alimento no tiene muchos beneficios nutricionales pero se puede conseguir an bajo costo y el producto muchas veses puede ser  de mayor volumen, muchas personas pueden tener diferentes puntos de vista ya que nos se conose muy vien sus consecuensioas y sus benefisios



MOSQUITOES AND MALARIA
The mosquito is an insect that has been able to carry diseases that at one time is dangerous as in the example of malaria thanks to GM products insects transmit the disease through the bite that occur when trying to feed on the person as they transmit the disease through infection caused by injecting its peak
It can cause damage to the blood and the lungs that these are the main producers of oxygen
These diseases are reinforced by the transgenic products have been fortified to exist and that the food chemicals that bring in their modified genetic reinforcement and animal diseases or pests that train himself diseases such as malaria that is the case mosquitoes

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